En el camino del emprendimiento, cada paso es una oportunidad para aprender y crecer. Hoy quiero compartir la historia de una de las emprendedoras que acompaño en su viaje, una historia que nos recuerda que incluso las experiencias negativas pueden ser valiosas lecciones.
Recientemente, esta emprendedora organizó un taller con mucha ilusión. Había logrado que una persona se inscribiera y, emocionada, avisó a sus amigas para formar un grupo. Sin embargo, cuando la persona asistió al taller, se dio cuenta de que no era lo que esperaba. Decidió marcharse y preguntó si debía pagar algo. La emprendedora, con tristeza, le dijo que no.
Este tipo de situaciones son inevitables y forman parte del proceso de emprender. Sin embargo, cada experiencia trae consigo una enseñanza. En este caso, la emprendedora aprendió varias lecciones importantes:
- La percepción es subjetiva: No todas las personas interpretan la información de la misma manera…Toca aprender como comunicar de manera clara lo que estamos ofreciendo…y por experiencia diré, que no es fácil.
- Compromiso : Es recomendable solicitar un pago mínimo a los asistentes para cubrir los gastos básicos en caso de que no se presenten a ultimo momento, o como en este caso, decidan irse pues no es lo que necesitaban….
- El crecimiento lleva tiempo: Emprender no es un camino fácil ni rápido. Requiere paciencia, perseverancia y la capacidad de aprender de cada obstáculo. A veces, parece que todo está en nuestra contra y que no es posible avanzar. Sin embargo, una vez que descubres lo que realmente necesitas en la vida, solo hay un camino: hacia adelante. La opción de tirar la toalla es la más rápida, aunque no necesariamente la más fácil. Si decides seguir adelante y buscar nuevas opciones, el camino será complejo, pero llegarás a tu destino.
- Cada desafío superado te fortalece y te acerca un paso más a tus metas. Recuerda que es importante tener la capacidad de mantenerte firme en tu propósito, incluso cuando las cosas se ponen difíciles. La clave está en la resiliencia y en la capacidad de adaptarte y aprender en cada etapa del camino.
A pesar de la tristeza inicial, esta experiencia ha fortalecido a la emprendedora y le ha dado herramientas para mejorar en el futuro. Recordemos que cada desafío es una oportunidad para crecer y que, aunque el camino pueda no ser fácil, las recompensas valen la pena.
¡Sigue avanzando!
Natalia P.V.