Antes de que llegaran las vacaciones, me caí dos veces. Literalmente. – Y aunque me levanté rápido —como buena profesional entrenada en caídas elegantes—, algo dentro de mí se quedó tumbado.
Agotada mentalmente, seguí empujando la agenda, los compromisos, los “solo un poco más”. Porque claro, si no lo haces tú, ¿ quién lo va a hacer? ¿Tu yo descansado del futuro? Ja.
Hasta que el cuerpo empezó a hablar más fuerte que mis pensamientos.
En verano, el cuerpo se vuelve sabio y rebelde. Nos pide parar, descansar, respirar. Y si no lo escuchamos, nos lo recuerda con torpeza, con cansancio, con señales que parecen accidentes pero son mensajes. Como ese amigo que te dice verdades incómodas justo cuando tú solo querías un zurito y silencio.
Este artículo no es una queja, ni una lección. Es una confesión. De cómo aprendí, a base de tropiezos, que el cuerpo tiene su propio lenguaje. Que sabe cuándo basta, que intuye lo que necesitamos, y que muchas veces lo olvidamos por estar demasiado ocupadas siendo eficientes.
Así que hoy escribo desde ese lugar: el de quien ha decidido escuchar. Caminar más lento. Dormir sin culpa. Comer sin prisa. Y sobre todo, dejar que el cuerpo lleve el ritmo… porque él, aunque no hable, sabe exactamente por dónde ir.
No esperes a que el cuerpo grite para prestarle atención. La suerte no está en seguir corriendo. Está en saber cuándo parar. Escuchar al cuerpo no es debilidad. Es estrategia. Y a veces, el mayor acto de rebeldía es descansar.
Porque desafiar la suerte no siempre es avanzar. A veces, es tener el coraje de parar antes de que el cuerpo te obligue.
Desobedecer al cuerpo también es suerte… pero de la mala. La buena empieza cuando lo escuchas antes de que te empuje al suelo (otra vez).
Así que si hoy estás cansada, torpe, desconectada… no lo ignores. No lo tapes con café ni con frases motivacionales.
Tal vez no sea un mal día. Tal vez sea tu cuerpo diciendo: “Ya basta.”
Y si necesitas una excusa para cancelar esa reunión… di que tu cuerpo ha activado el modo avión.
Con gratitud,
Natalia P.V