4 de julio de 2025
Hace tiempo escuché un cuento chino sobre un granjero al que se le escapó un caballo. Las vecinas, alarmadas, le decían: —¡Qué mala suerte! Y él, tan tranquilo: —Buena suerte, mala suerte… ¿quién sabe?
Días después, el caballo volvió acompañado de otros tres. —¡Qué buena suerte! —le decían ahora. Y él, de nuevo: —Buena suerte, mala suerte… ¿quién sabe?
Luego su hijo se rompió una pierna domando a uno de los caballos. —¡Qué tragedia! Y él… bueno, ya sabes.
Más adelante, llegó el ejército a reclutar a todos los jóvenes, menos al suyo, que no podía caminar.
Y así sigue el cuento. Porque la vida no siempre avisa. Lo que hoy parece pérdida, mañana puede ser impulso.
—¡Qué pena, con lo bonito que era! —¡Qué mala suerte, justo ahora que ya lo conocía más gente! —¿Estás segura?
Y en mi cabeza sonaba la frase: Buena suerte, mala suerte… ¿quién sabe?
Porque sí, me da pena cerrar. Y sí, me ha dolido. Pero también sé que esto no es un final, sino un ajuste de rumbo.
Cerrar ese espacio me está permitiendo poner toda mi energía, corazón y tiempo en algo que me atraviesa profundamente: la asociación para grandes quemados. Un proyecto que no nace de la estrategia, sino de las entrañas. Y eso, amigas, no se alquila ni se decora con plantas monas: se vive.
Y aunque el local se cierra, la comunidad sigue latiendo fuerte. Seguiremos encontrándonos cada mes en las Tardes de Té y Talento, que ahora viajaremos por distintos rincones de Gipuzkoa, como buenas emprendedoras nómadas. También sigue en marcha el Club Merkurial , con un nuevo formato online y encuentros presenciales que iremos definiendo con calma, a nuestro ritmo, como nos gusta.
Porque más allá de los muros, lo que construimos juntas sigue creciendo.
Desafiar la suerte no es negar la tristeza. Es mirarla de frente, llorar si hace falta, pero luego levantarse y seguir caminando con el corazón lleno de propósito.
Así que si tú también estás cerrando algo, soltando, despidiéndote… no lo veas solo como una pérdida. Tal vez sea espacio libre para lo que viene.
¿Buena suerte? ¿Mala suerte? Quién sabe.
PD: La historia continúa, con otra forma y el mismo corazón. Estoy poniendo los cimientos para lanzar la asociación, y al mismo tiempo, impulsando esta red de mujeres emprendedoras que no se rinden, que se reinventan y que comparten el camino.
Si quieres sumarte a las Tardes de Té y Talento, al Club Merkurial o simplemente saber por dónde va latiendo todo esto… puedes escribirme o seguirme por redes. La puerta (aunque sea virtual) sigue abierta.
Con gratitud,
Natalia P.V